Se cumple el sexagésimo aniversario de la propuesta en papel de la estructura en doble hélice del ADN, un descubrimiento que cambiaría para siempre la historia de la biología. Un 25 de abril de 1953 se publicó en la revista Nature
el artículo titulado "Estructura molecular de los ácidos nucleicos",
escrito por James D. Watson y Francis Crick, galardonados con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 1962, junto con Maurice Wilkins.
Por ello, ya es hora de sacar a la luz pasados 60 años, a todos los científicos implicados.
Cómo se desveló la estructura de la doble hélice del ADN
El descubrimiento de James D. Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins, no hubiera sido posible sin los fundamentales trabajos de Rosalind Franklin en cristalografía de rayos X,y sin la labor realizada por diversos científicos años antes.El ADN es la molécula encargada de portar nuestra información biológica. Su abecedario se compone únicamente de cuatro letras (A, C, G, T), . Aunque al principio se creía que en nuestros genes se disponían repeticiones monótonas de A, C, G y T sin ningún tipo de orden, Erwin Chargaff demostró en 1950, que las letras del ADN siempre seguían un determinado patrón. En concreto, la A siempre iba con la T, mientras que la G siempre se asociaba con la C.
Linus Pauling, estuvo a punto de conseguir la estructura del ADN de forma anterior a 1953, sin embargo, solo pudo proponer una triple hélice como forma en la que se disponía esta biomolécula. Sin embargo, esta estructura era errónea.
La base fundamental sobre la que se asentó la doble hélice de ADN de Watson fue el trabajo de Rosalind Franklin, que obtendría la famosa fotografía 51.
¿Y cómo se enteraron Watson y Crick, que trabajaban en Cambridge, de los trabajos de Franklin, que residía en Londres?
Maurice Wilkins trabajaba con ella en difracción de rayos X, y sin tener el permiso de la cristalógrafa británica, le enseñó a Watson y Crick la famosa imagen 51, obtenida por la científica. Conocer aquella fotografía fue clave para orientar a los investigadores de Cambridge para proponer su modelo en doble hélice del ADN.
Aunque la labor de Franklin ha sido reconocida años después, lo cierto es que por aquella época el machismo predominaba en la comunidad científica.
Rosalind falleció de cáncer de ovario (probablemente debido a la alta exposición a rayos X por su trabajo diario) en 1958, por lo que no podría haber recibido el Premio Nobel de 1962, que sí sería entregado a Watson, Crick y Wilkins.
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